Todos tenemos o hemos tenido jefes a los que los hemos llamado ‘malos jefes’. ¿Pero qué significa realmente ser un mal jefe? Expongo a continuación lo que he observado en empresas, ya sean multinacionales o pymes: que ambos extremos son perjudiciales: en uno encontramos a aquel que no le importa nada sobre la gente, su motivación, su crecimiento y su productividad (y en contrapartida su único foco es el ‘bottom line’) y en el otro está aquel tan preocupado por gustarle a la gente, tener la última tecnología y simpatizar con el equipo que pierde de vista la estrategia, el desafío y la competitividad en el largo plazo. En ambos casos estamos en presencia de un obstáculo. Qué actitud tomar depende del caso, pero te presento algunas ideas para que puedas utilizar, según la situación, para que te mantengas auténtico, seas respetuoso y logres lo que te propones.
Un ejemplo de ello es una experiencia que me ocurrió hace un año, cuando estuve trabajando como inspectora de calidad en una empresa maquiladora de bolsas de aire, en la que si se nos encontraba algún rechazo de parte del cliente nos despedían, pero ese no era el problema, si no la falta de interés departe de los altos mandos hacia los operadores ya que ellos solo se enfocaban en el factor dinero, dejando a un lado el factor humano, exigiendo mas de lo que se podía ofrecer, debido a un mal balanceo de lineas, mal estado de la materia prima, queriendo hacer culpable de su incompetencia a el empleado, lo que como consecuencia tenia que el personal renunciaba a la empresa, generando así altos costos para la misma.
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